Todos los días me despierto y pienso que será de mí ¿podré salir hacia adelante? El camino que emprendo esta lleno de baches, el pasado me llama, me incita, es como un fantasma que me arrastra hacia el pero hay algo de mí que lucha y lucha para diferenciarme de lo que era; es tan difícil, pero me digo a mi mismo “es posible, yo puedo, por qué ellos si y yo no si somos iguales, tengo grandes esperanzas de que mi vida dejara de ser un infierno”.
Cuando estoy a solas conmigo mismo, mi mente viaja por mi pasado y sueña con el futuro, sueña que ya no seré más la oveja negra y seré un hombre. Esos sueños que dan fuerzas, fuerzas que a veces se convierten en depresiones ya que quiero salir de la vida fácil y enfrentarme a mis retos, esos que veía que eran imposibles de alcanzar. Me doy cuenta de que cada día que pasa es un escalón hacia arriba, un paso de progreso, porque afronto los problemas buscando soluciones que no puedan perjudicarme.
He tenido muchos problemas desde pequeño que creo que me han impulsado a hacer muchas de las cosas que echo, la culpa no se la echo a nadie porque fui yo quien escogió mi destino y me gustó más la calle, me gustaban más los gansters, esos que hacían dinero en la calle a costa de los demás, y asesinando para ser más poderosos y temidos los admiraba. Pero hoy abrí los ojos y a quien admiro y lucho por ser son aquellos a los que llaman hombres, esos que se levantan por la mañana temprano y dejan el pan en la mesa con el sudor que cae de su frente, aquel que protege a sus seres queridos y que es honrado, moral, maduro un hombre de acción de estado y de bien.
Hoy puedo levantarme y mirarme al espejo y sonreírme porque aunque todavía no haya conseguido lo que quiero siento que he e cambiado y hay algo dentro de mi que me dice “lo estas haciendo bien, sigue así, y me dice que ya encontré el camino que debo seguir”. Alguien me dijo una vez que dentro de mi había un gran diamante y que si lo sembraba de bienes iluminaría mi camino, pero si hacia lo contrario, tuviera el poder que tuviera, ese camino se convertiría en una especie de remolino que tragaría mi felicidad y que me quedaría atrapado en el pasado como una pesadilla de la cual quieres salir y no puedes
Si hay algo que tenga que decirles a esos que quieran seguir mi pasado, les diría que se lo piensen antes, que el tren por algunos sitios sólo pasa una vez y que el gusto que tienen hacia lo malo nunca será permanente, Que piensen en sus seres queridos porque el daño no sólo se lo hacen a ellos mismos. Lo que no deseo a nadie es el arrepentimiento ese que viene después de la tormenta y deja todo destrozado. Es ahí cuando tus sentimientos se convierten en sufrimiento y las esperanzas se desvanecen y te sientes sólo, sientes que estás acabado. Pero recuerda así es la vida y que si te ha pasado es para que te des cuenta de lo que haces y entrenes para cambiarlo porque todos cometemos errores, no somos perfectos, hay que tirar para adelante, levantarte siempre, saber afrontar los problemas y saber solucionarlos. Recuerda también que el tiempo no se para, que sigue y sigue, y que también lo olvida y cura todo.
Me he dado cuenta que en esta vida hay dos tipos de personas los decentes y los indecentes al igual que hay dos tipos de caminos. Humanos somos todos, algunos buenos otros malos, algunos ricos otros pobres, pero la realidad es que todos somos hormigas y lo único que cambia es el hormiguero. También me he dado cuenta de que hay que tener mucha paciencia, ser responsable y autocontrolarse en las situaciones conflictivas. Me acuerdo de cuando entre era muy obsesivo en mis pensamientos y de nada sacaba un montón de problemas que me perjudicaban y pienso que eso era culpa de la adicción a la droga. Ya llevo mucho tiempo sin caer en ella. La adicción ha ido calmándose, física y mentalmente me siento mucho mejor. Agradezco a aquellos que me han querido ayudar, por haber compartido conmigo sus consejos y su tiempo, para que yo me diese cuenta de lo que me hacía a mí mismo y a los demás, por haber confiado en mí y por apoyarme en los momentos que más necesitaba
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Empezó a fumar sobre los once años, más o menos. El primer porro fue para sentirse el mejor. A los 6 meses ya estaba consumiendo entre 10 y 20 euros diarios: empiezas probando y luego ya no lo puedes dejar. Cuando ya no tuvo dinero, decidió robar para poder fumar.
Desde que empezó a fumar su madre se enteraba de las cosas que hacía y le regañaba; pero, por un oído le entraba y por el otro le salía. En cuanto su madre terminaba de hablar, se salía al parque para fumar tranquilamente. Luego, volvía para comer y, en cuanto comía, se iba otra vez a lo mismo. Le entraba la "risa tonta" y se iba a casa de algún amigo -se pasaba más tiempo en casa de sus amigos que en la suya-. Luego, llegaba a su casa a las tantas y su madre le regañaba, se iba a la cama y, alguna noche que otra, escuchaba llorar a su madre
A la mañana siguiente, lo primero que hacía era bajar al parque a fumar; pero, ocurría que, a veces, en ese momento, no tenía dinero para comprar. Así que, se iba con un amigo a robar para poder costearse la marihuana. Al poco tiempo, su madre se enteró de lo que hacía. Así que, un día que llegó a casa, le dijo que si era verdad lo que había oído de que robaba, y le dijo que sí. Le dio un bofetón y le dijo que se fuera de casa. Se quedó flipando. A la semana siguiente, la policía llamó a su madre, le dijeron que le habían pillado robando. Su madre fue a buscarle y, nada más salir y verle, le dijo que le iba a meter en una residencia porque no sabía qué hacer con él, y él le pidió que por favor no lo hiciera, pero no consiguió nada porque a los meses ya estaba en una de ellas. De la rabia, de la ira y de pensar que su madre le había fallado, siguió por el mal camin
Y fue entonces, cuando se vió privado de libertad, cuando pensó en lo que había hecho y en las consecuencias, y ya no quería volver a atrás, para no volver a equivocarse. Todo lo que hizo fue sólo por consumir y, por ese motivo, dejó a su familia de lado y nunca pensó en el daño que les hacía a ellos y a sí mismo.
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Me he decidido a escribir mi experiencia de pareja porque ahora están saliendo en los medios de comunicación muchas historias de malos tratos a mujeres que están viviendo o han vivido experiencias similares a la mía.
Nos conocimos un verano. Nos enamoramos enseguida, fue como un flechazo, y empezamos a salir juntos. Después de finalizar el verano, seguimos juntos, pero ya como novios. Durante esta época no me di cuenta de nada. Es verdad que él era muy celoso, no me dejaba ponerme cualquier tipo de ropa y se enfadaba si yo quería salir con mis amigas. Sin embargo, yo estaba muy enamorada de él y pensaba que esas cosas las hacía porque me quería mucho; por eso, tenía muchísima ilusión con vivir juntos lo antes posible.
Pero, una vez que empezamos a vivir juntos, este chico me amargó la existencia. Al principio, sólo eran discusiones y amenazas en las que el perdía los estribos y yo terminaba pensando que él llevaba la razón y que era yo la que no hacía las cosas correctamente.
Un día, me pegó por primera vez. Me dio una bofetada porque venía muy cansado del trabajo y no estaba la mesa puesta. Pensé que, ciertamente, la culpa era mía. A partir de ahí, las cosas fueron a peor; me maltrataba, me humillaba gritándome que era una inútil, destrozó la casa, apenó a mi familia e, incluso, perdí al hijo que esperaba un día que me golpeó y me tiró al suelo.
Ahora, algunos años después de salir de aquel infierno, aún estoy sufriendo las consecuencias de aquella relación. He tenido que cambiarme de lugar de residencia y sufro pesadillas y mucho miedo. No obstante, con la ayuda de las personas que me rodean y me quieren de verdad, actualmente tengo ganas de vivir y de tener otras experiencias que sean verdaderamente gratas.
He pensado mucho en por qué aguantaba todo aquello, y me pregunto hasta dónde somos capaces de aguantar las mujeres. Yo creía que lo hacía por amor, pero después me he dado cuenta de que lo hice por miedo.
Una de las veces que me fui de la casa huyendo, él fue a buscarme con lagrimas en los ojos. ¿Cómo no perdonar a alguien a quien quería tanto?. Pero, cuando volví con él y bajé la guardia, yo ya no tenía miedo, sino pánico, y lo peor es que yo misma me despreciaba y me sentía inútil por no saber que hacer y por seguir en aquella situación. Ahora me siento contenta y esperanzada de poder olvidar todo lo pasado.
Y nada mas, mi intención ha sido comunicar mi experiencia y animar a las mujeres, que lo están viviendo, a que pongan medios, a que acudan a la policía o a las instituciones y pidan ayuda para seguir adelante, ya que ninguna persona debe soportar las humillaciones ni los malos tratos.
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