DESPERTARES

29.08.2014 13:55

Todos los días me despierto y pienso que será de mí ¿podré salir hacia adelante? El camino que emprendo esta lleno de baches, el pasado me llama, me incita, es como un fantasma que me arrastra hacia el pero hay algo de mí que lucha y lucha para diferenciarme de lo que era; es tan difícil, pero me digo a mi mismo “es posible, yo puedo, por qué ellos si y yo no si somos iguales, tengo grandes esperanzas de que mi vida dejara de ser un infierno”.

Cuando estoy a solas conmigo mismo, mi mente viaja por mi pasado y sueña con el futuro, sueña que ya no seré más la oveja negra y seré un hombre. Esos sueños que dan fuerzas, fuerzas que a veces se convierten en depresiones ya que quiero salir de la vida fácil y enfrentarme a mis retos, esos que veía que eran imposibles de alcanzar. Me doy cuenta de que cada día que pasa es un escalón hacia arriba, un paso de progreso, porque afronto los problemas buscando soluciones que no puedan perjudicarme.

He tenido muchos problemas desde pequeño que creo que me han impulsado a hacer muchas de las cosas que echo, la culpa no se la echo a nadie porque fui yo quien escogió mi destino y me gustó más la calle, me gustaban más los gansters, esos que hacían dinero en la calle a costa de los demás, y  asesinando para ser más poderosos y temidos los admiraba. Pero hoy abrí los ojos y a quien admiro y lucho por ser son aquellos a los que llaman hombres, esos que se levantan por la mañana temprano y dejan el pan en la mesa con el sudor que cae de su frente, aquel que protege a sus seres queridos y que es honrado, moral, maduro un hombre de acción de estado y de bien.

                                                Hoy puedo levantarme y mirarme al espejo y sonreírme porque aunque todavía no haya conseguido lo que quiero siento que he e cambiado y hay algo dentro de mi que me dice “lo estas haciendo bien, sigue así, y me dice que ya encontré el camino que debo seguir”. Alguien me dijo una vez que dentro de mi había un gran diamante y que si lo sembraba de bienes iluminaría mi camino, pero si hacia lo contrario, tuviera el poder que tuviera, ese camino se convertiría en una especie de remolino que tragaría mi felicidad y que me quedaría atrapado en el pasado como una pesadilla de la cual quieres salir y no puedes

Si hay algo que tenga que decirles a esos que quieran seguir mi pasado, les diría que se lo piensen antes, que el tren por algunos sitios sólo pasa una vez y que el gusto que tienen hacia lo malo nunca será permanente, Que piensen en sus seres queridos porque el daño no sólo se lo hacen a ellos mismos. Lo que no deseo a nadie es el arrepentimiento ese que viene después de la tormenta y deja todo destrozado. Es ahí cuando tus sentimientos se convierten en sufrimiento y las esperanzas se desvanecen y te sientes sólo, sientes que estás acabado. Pero recuerda así es la vida y que si te ha pasado es para que te des cuenta de lo que haces y entrenes para cambiarlo porque todos cometemos errores, no somos perfectos, hay que tirar para adelante, levantarte siempre, saber afrontar los problemas y saber solucionarlos. Recuerda también que el tiempo no se para, que sigue y sigue, y que también lo olvida y cura todo.                              

Me he dado cuenta que en esta vida hay dos tipos de personas los decentes y los indecentes al igual que hay dos tipos de caminos. Humanos somos todos, algunos buenos otros malos, algunos ricos otros pobres, pero la realidad es que todos somos hormigas y lo único que cambia es el hormiguero. También me he dado cuenta de que hay que tener mucha paciencia, ser responsable y autocontrolarse en las situaciones conflictivas. Me acuerdo de cuando entre era muy obsesivo en mis pensamientos y de nada sacaba un montón de problemas que me perjudicaban y pienso que eso era culpa de la adicción a la droga. Ya llevo mucho tiempo sin caer en ella. La adicción ha ido calmándose, física y mentalmente me siento mucho mejor. Agradezco a aquellos que me han querido ayudar, por haber compartido conmigo sus consejos y su tiempo, para que yo me diese cuenta de lo que me hacía a mí mismo y a los demás, por haber confiado en mí y por apoyarme en los momentos que más necesitaba

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